domingo, 11 de mayo de 2014

4 DOMINGO DE PASCUA, Año A, por Mons. Francisco González, S.F.

Comentario por Mons. Francisco González, S.F.


Estamos en el cuarto domingo de Pascua. En estos domingos la primera lectura es de los Hechos de los Apóstoles y hoy corresponde a una parte del segundo capítulo (2,14a.36-41).

Pedro acompañado de los Once ha terminado su primer discurso. Acaban ellos de recibir el Espíritu y sale como una llama de fuego penetrante. “Estas palabras –dice la Escritura– les traspasaron el corazón”. Esta frase o algunas variantes de la misma (me penetró el corazón, me conmovió el corazón, me hizo añicos el corazón) que nosotros usamos para indicar algo que nos ha afectado profundamente, está aquí expresando lo mismo. Los que estaban escuchando a Pedro quedaron muy afectados por sus palabras, por eso preguntan: ¿Qué tenemos que hacer hermanos? La respuesta no se hace esperar: “Convertíos y bautizaos todos en el nombre de Jesucristo”.

Un buen punto para la reflexión personal puede ser: Sí, yo estoy bautizado, ¿estoy ya convertido? La conversión, será bueno recordar, implica un cambio radical, un cambio de raíz, como un nuevo nacimiento.

El evangelio que está tomado del décimo capítulo de san Juan (10,1-10) se nos presenta a Jesús como pastor. Debido a esta imagen de Cristo que se nos presenta cada año en esta fecha, el cuarto domingo de Pascua es conocido como el domingo del Buen Pastor.

El pastor goza de buen nombre pues protege a su rebaño de los animales salvajes o del desierto y, es por eso, que en el Oriente antiguo este título se dá a príncipes y reyes. David, el pastor, se convierte en rey: “Tú pastorearás a mi pueblo, Israel” (2 Sm. 5,2). En Jeremías (3,15) Dios invita a su pueblo a la conversión y les anuncia: “Os daré pastores a mi gusto que os apacienten con saber y gusto”. Pero como pasa siempre, hay pastores y reyes que se apartan de lo que Dios tiene señalado, en otras palabras, hay pastores y reyes que no son buenos, y contra ellos vendrá la ira de Dios.

¿Cómo explica Jesús las acciones y características del Buen Pastor? Ante todo el pastor entra por la puerta, hasta podríamos decir que Él mismo es la puerta. La puerta tiene la doble función de proteger y de facilitar: proteger del enemigo y facilitar la entrada y salida del amigo.

El pastor conoce las ovejas, las llama por su nombre. Hay una relación profunda entre el pastor y las ovejas, ellas reconocen su voz. El buen pastor es mucho más que alguien a quien le han dado el título o nombramiento; el buen pastor se ha ganado la confianza de las ovejas pues él va delante, él les va abriendo y enseñando el camino, él va delante para poder ver si hay peligro, para poder defenderlas, y si es el caso, dar la vida para defenderlas de todo peligro.

El interés único del buen pastor es que sus ovejas vivan, que no se pierdan, que tengan vida y ésta en abundancia.

Este domingo del Buen Pastor es una ocasión muy propia para todos los pastores de la Iglesia, para todos aquellos que de alguna forma están encargados de “pastorear” (familia, escuela, nación, etc.) y echar una miradita al Pastor de pastores, al Pastor por excelencia, para hacer examen de conciencia y ver en qué categoría se encuentran: Buen Pastor o mercenario/ladrón.

“El Señor es mi pastor, nada me puede faltar”.

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