sábado, 26 de noviembre de 2016

BENDICIÓN DE LA CORONA DE ADVIENTO


Señor Dios, bendice con tu poder
nuestra corona de adviento 
para que, al encenderla, 
despierte en nosotros el deseo 
de esperar la venida de Cristo 
practicando las buenas obras, 
y para que así, cuando Él llegue, 
seamos admitidos al Reino de los Cielos.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.

Todos: Amén.

jueves, 24 de noviembre de 2016

Jueves de la 34 Semana del Tiempo Ordinario, Año II

Apocalípsis 18,1-2.21-23;19,1-3.9a
Salmo 99,2.3.4.5: 
Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero
Lucas 21,20-28

Apocalípsis 18,1-2.21-23;19,1-3.9a

Yo, Juan, vi un ángel que bajaba del cielo; venía con gran autoridad y su resplandor iluminó la tierra. Gritó a pleno pulmón: "¡Cayó, cayó la gran Babilonia! Se ha convertido en morada de demonios, en guarida de todo espíritu impuro, en guarida de todo pájaro inmundo y repugnante." Un ángel vigoroso levantó una piedra grande como una rueda de molino y la tiró al mar, diciendo: "Así, de golpe, precipitarán a Babilonia, la gran metrópoli, y desaparecerá. El son de arpistas y músicos, de flautas y trompetas, no se oirá más en ti. Artífices de ningún arte habrá más en ti, ni murmullo de molino se oirá más en ti; ni luz de lámpara brillará más en ti, ni voz de novio y novia se oirá más en ti, porque tus mercaderes eran los magnates de la tierra, y con tus brujerías embaucaste a todas las naciones." Oí después en el cielo algo que recordaba el vocerío de una gran muchedumbre; cantaban: "Aleluya. La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios, porque sus juicios son verdaderos y justos. Él ha condenado a la gran prostituta que corrompía a la tierra con sus fornicaciones, y le ha pedido cuenta de la sangre de sus siervos." Y repitieron: "Aleluya. El humo de su incendio sube por los siglos de los siglos." Luego me dice: "Escribe: "Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero.""

Salmo 99,2.3.4.5: 
Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero

Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores.
R. Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero

Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.
R. Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero

Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre.
R. Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero

"El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades."
R. Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero

Lucas 21,20-28

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed que está cerca su destrucción. Entonces los que estén en Judea, que huyan a la sierra; los que estén en la ciudad, que se alejen; los que estén en el campo, que no entren en la ciudad; porque serán días de venganza en que se cumplirá todo lo que está escrito. ¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días! Porque habrá angustia tremenda en esta tierra y un castigo para este pueblo. Caerán a filo de espada, los llevarán cautivos a todas las naciones, Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que a los gentiles les llegue su hora. Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo temblarán. Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube con gran poder y gloria. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación".

miércoles, 23 de noviembre de 2016

23 de noviembre: San Columbano, Abad


SOBRE SAN COLUMBANO:  
Vídeo de Diócesis TV

MIÉRCOLES DE LA 34 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año II (Lecturas)

Apocalípsis 15,1-4
Salmo 97,1.2-3ab.7-8.9
Grandes y maravillosas son tus obras, 
Señor, Dios omnipotente
Lucas 21,12-19

Apocalípsis 15,1-4

Yo, Juan, vi en el cielo otra señal, magnífica y sorprendente: siete ángeles que llevaban siete plagas, las últimas, pues con ellas se puso fin al furor de Dios. Vi una especie de mar de vidrio veteado de fuego; en la orilla estaban de pie los que habían vencido a la fiera, a su imagen y al número que es cifra de su nombre; tenían en la mano las arpas que Dios les había dado. Cantaban el cántico de Moisés, el siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: "Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios omnipotente, justos y verdaderos tus caminos, ¡oh Rey de los siglos! ¿Quién no temerá, Señor, y glorificará tu nombre? Porque tú solo eres santo, porque vendrán todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento, porque tus juicios se hicieron manifiestos."

Salmo 97,1.2-3ab.7-8.9
Grandes y maravillosas son tus obras, 
Señor, Dios omnipotente

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo.
R. Grandes y maravillosas son tus obras, 
Señor, Dios omnipotente

El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel.
R. Grandes y maravillosas son tus obras, 
Señor, Dios omnipotente

Retumbe el mar y cuanto contiene,
la tierra y cuantos la habitan;
aplaudan los ríos, aclamen los montes.
R. Grandes y maravillosas son tus obras, 
Señor, Dios omnipotente

Al Señor, que llega para regir la tierra.
Regirá el orbe con justicia
y los pueblos con rectitud.
R. Grandes y maravillosas son tus obras, 
Señor, Dios omnipotente

Lucas 21,12-19

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Os echarán mano, os perseguirán, estregándoos a los tribunales y a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores por causa de mi nombre: así tendréis ocasión de dar testimonio. Haced propósito de no preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro. Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os traicionarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por causa de mi nombre. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas".

martes, 22 de noviembre de 2016

MARTES DE LA 34 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año II (Lecturas)

Apocalípsis 14, 14-19
Salmo 95,10.11-12.13: El Señor llega a regir la tierra
Lucas 21,5-11

Apocalípsis 14,14-19

Yo, Juan, miré y en la visión apareció una nube blanca; estaba sentado encima uno con aspecto de hombre, llevando en la cabeza una corona de oro y en la mano una hoz afilada. Del santuario salió otro ángel y gritó fuerte al que estaba sentado en la nube: "Arrima tu hoz y siega; ha llegado la hora de la siega, pues la mies de la tierra está más que madura." Y el que estaba sentado encima de la nube acercó su hoz a la tierra y la segó. Otro ángel salió del santuario celeste llevando él también una hoz afilada. Del altar salió otro, el ángel que tiene poder sobre el fuego, y le gritó fuerte al de la hoz afilada: "Arrima tu hoz afilada y vendimia los racimos de la viña de la tierra, porque las uvas están en sazón." El ángel acercó su hoz a la tierra y vendimió la viña de la tierra y echó las uvas en el gran lagar del furor de Dios. Pisotearon el lagar fuera de la ciudad, y del lagar corrió tanta sangre, que subió hasta los bocados de los caballos en un radio de sesenta leguas.

Salmo 95,10.11-12.13
El Señor llega a regir la tierra

Decid a los pueblos: "El Señor es rey,
él afianzó el orbe, y no se moverá;
él gobierna a los pueblos rectamente."
R. El Señor llega a regir la tierra

Alégrese el cielo, goce la tierra,
retumbe el mar y cuanto lo llena;
vitoreen los campos y cuanto hay en ellos,
aclamen los árboles del bosque.
R. El Señor llega a regir la tierra

Delante del Señor, que ya llega,
ya llega a regir la tierra:
regirá el orbe con justicia
y los pueblos con fidelidad.
R. El Señor llega a regir la tierra

Lucas 21,5-11

En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos. Jesús les dijo: "Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido." Ellos le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?" Él contestó: "Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: "Yo soy", o bien: "El momento está cerca", no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá en seguida."  Luego les dijo: "Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre. Habrá también espantos y grandes signos en el cielo.

lunes, 21 de noviembre de 2016

Lucas 21,1-4: "Esa pobre viuda ha echado más que nadie"

Lucas 21,1-4
Lunes de la 34 Semana del Tiempo Ordinario, Año I y II  

En aquel tiempo, alzando Jesús los ojos, vio unos ricos que echaban donativos en el arca de las ofrendas; vio también una viuda pobre que echaba dos reales, y dijo: "Sabed que esa pobre viuda ha echado más que nadie, porque todos los demás han echado de lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir."

SOBRE EL MISMO TEMA:
Claves de lectura
por fr. Domenico Sprecacenere, O.P.  

Lunes de la 34ª semana del Tiempo Ordinario, Año II

Apocalipsis 14,1-3.4b-5
Salmo 23,1-2.3-4ab.5-6:
Esta es la generación que busca tu rostro, Señor
Lucas 21,1-4

Apocalipsis 14,1-3.4b-5

Yo, Juan, miré y he aquí que el Cordero estaba de pie sobre el monte Sion, y con él ciento cuarenta y cuatro mil que llevaban grabados en la frente su nombre y el nombre de su Padre. Oí también como una voz del cielo, como voz de muchas aguas y como voz de un trueno poderoso; y la voz que escuché era como de citaristas que tañían sus citaras. Estos siguen al Cordero adondequiera que vaya. Estos fueron rescatados como primicias de los hombres para Dios y el Cordero. En su boca no se halló mentira: son intachables.

Salmo 23,1-2.3-4ab.5-6:
R. Esta es la generación que busca tu rostro, Señor

V/. Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.
R. Esta es la generación que busca tu rostro, Señor

V/. ¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos.
R. Esta es la generación que busca tu rostro, Señor

V/. Ese recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Esta es la generación que busca al Señor,
que busca tu rostro, Dios de Jacob.
R. Esta es la generación que busca tu rostro, Señor

Lucas 21,1-4

En aquel tiempo, Jesús, alzando los ojos, vio a unos ricos que echaban donativos en el tesoro del templo; vio también una viuda pobre que echaba dos monedillas, y dijo: «En verdad os digo que esa viuda pobre ha echado más que todos, porque todos esos han contribuido a los donativos con lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».

martes, 15 de noviembre de 2016

MARTES DE LA 33 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año II (Lecturas)

Apocalípsis 3,1-6.14-22
Salmo 14,2-3ab.3cd-4ab.5: Al que salga vencedor 
lo sentaré en mi trono, junto a mí
Lucas 19,1-10

Apocalípsis 3, 1-6.14-22

Yo, Juan, oí cómo el Señor me decía: "Al ángel de la Iglesia de Sardes escribe así: "Esto dice el que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas: Conozco tus obras; tienes nombre como de quien vive, pero estás muerto. Ponte en vela, reanima lo que te queda y está a punto de morir. Pues no he encontrado tus obras perfectas a los ojos de mi Dios. Acuérdate, por tanto, de cómo recibiste y oíste mi palabra: guárdala y arrepiéntete. Porque, si no estás en vela, vendré como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti. Ahí en Sardes tienes unos cuantos que no han manchado su ropa; ésos irán conmigo vestidos de blanco, pues se lo merecen. El que salga vencedor se vestirá todo de blanco, y no borraré su nombre del libro de la vida, pues ante mi Padre y ante sus ángeles reconoceré su nombre. Quien tenga oídos, oiga lo que dice el Espíritu a las Iglesias." Al ángel de la Iglesia de Laodicea escribe así: "Habla el Amén, el testigo fidedigno y veraz, el principio de la creación de Dios: Conozco tus obras, y no eres frío ni caliente. Ojalá fueras frío o caliente, pero como estás tibio y no eres frío ni caliente, voy a escupirte de mi boca. Tú dices: 'Soy rico, tengo reservas y nada me falta'. Aunque no lo sepas, eres desventurado y miserable, pobre, ciego y desnudo. Te aconsejo que me compres oro refinado en el fuego, y así serás rico; y un vestido blanco, para ponértelo y que no se vea tu vergonzosa desnudez; y colirio para untártelo en los ojos y ver. A los que yo amo los reprendo y los corrijo. Sé ferviente y arrepiéntete. Estoy a la puerta llamando: si alguien oye y me abre, entraré y comeremos juntos. Al que salga vencedor lo sentaré en mi trono, junto a mí; lo mismo que yo, cuando vencí, me senté en el trono de mi Padre, junto a él. Quien tenga oídos, oiga la que dice el Espíritu a las Iglesias.""

Salmo 14,2-3ab.3cd-4ab.5: Al que salga vencedor 
lo sentaré en mi trono, junto a mí

El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua.
R. Al que salga vencedor 
lo sentaré en mi trono, junto a mí

El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor.
R. Al que salga vencedor 
lo sentaré en mi trono, junto a mí

El que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará.
R. Al que salga vencedor 
lo sentaré en mi trono, junto a mí

Lucas 19,1-10

En aquel tiempo entró Jesús en Jericó y atravesaba la ciudad. Un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de distinguir quién era Jesús, pero la gente se lo impedía, porque era bajo de estatura. Corrió más adelante y se subió en una higuera para verlo, porque tenía que pasar por allí. Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo: "Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa". El bajó en seguida, y lo recibió muy contento. Al ver esto, todos murmuraban diciendo: "Ha entrado ha hospedarse en casa de un pecador". Pero Zaqueo se puso en pie, y dijo al Señor: "Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más". Jesús le contestó: "Hoy ha sido la salvación de esta casa; también éste es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido".

sábado, 12 de noviembre de 2016

Lucas 18,1-8: Parábola del juez y la viuda

Lucas 18,1-8
Sábado de la 32 Semana del Tiempo Ordinario I y II


En aquel tiempo, Jesús, para explicar a los discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les propuso esta parábola: "Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres. En la misma ciudad había una viuda que solía ir a decirle: "Hazme justicia frente a mi adversario"; por algún tiempo se negó, pero después se dijo: "Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esa viuda me está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara"". El Señor añadió: "Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?, ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?

SOBRE EL MISMO TEMA:

SÁBADO DE LA 32 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año II (Lecturas)

3 Juan 1,5-8
Salmo 111,1-2.3-4.5-6
Dichoso quien teme al Señor
Lucas 18,1-8

3 Juan 1,5-8

Querido amigo Gayo, te portas con plena lealtad en todo lo que haces por los hermanos, y eso que para ti son extraños. Ellos han hablado de tu caridad ante la comunidad de aquí. Por favor, provéelos para el viaje como Dios se merece; ellos se pusieron en camino para trabajar por él sin aceptar nada de los gentiles. Por eso debemos nosotros sostener a hombres como éstos, cooperando así en la propagación de la verdad.

Salmo 111,1-2.3-4.5-6
Dichoso quien teme al Señor

Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.
R. Dichoso quien teme al Señor

En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.
R. Dichoso quien teme al Señor

Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo.
R. Dichoso quien teme al Señor

Lucas 18,1-8

En aquel tiempo, Jesús, para explicar a los discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les propuso esta parábola: "Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres. En la misma ciudad había una viuda que solía ir a decirle: "Hazme justicia frente a mi adversario"; por algún tiempo se negó, pero después se dijo: "Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esa viuda me está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara"". El Señor añadió: "Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?, ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?

viernes, 11 de noviembre de 2016

La Caridad de San Martín, por Jean Fouquet

San Martín y el Mendigo, por Anthony van Dyck


San Martín y el Mendigo
Anthony van Dyck

Lucas 17,26-37: El día del Hijo del hombre

Lucas 17,26-37
Viernes de la 32 Semana del Tiempo Ordinario, Año I y II

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre: comían, bebían y se casaban, hasta el día que Noé entró en el arca; entonces llegó el diluvio y acabó con todos. Lo mismo sucedió en tiempos de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, sembraban, construían; pero el día que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y acabó con todos. Así sucederá el día que se manifieste el Hijo del hombre. Aquel día, si uno está en la azotea y tiene sus cosas en casa, que no baje por ellas; si uno está en el campo, que no vuelva. Acordaos de la mujer de Lot. El que pretenda guardarse su vida la perderá; y el que la pierda la recobrará. Os digo esto: aquella noche estarán dos en una cama: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán; estarán dos moliendo juntas: a una se la llevarán y a la otra la dejaran." Ellos le preguntaron: "¿Dónde, Señor?" Él contestó: "Donde se reunen los buitres, allí está el cuerpo."

SOBRE EL MISMO TEMA:
Claves de lectura  

VIERNES DE LA 32 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año II (Lecturas)

2 Juan 4-9
Salmo 118,1.2.10.11.17.18
Dichoso el que camina en la voluntad del Señor
Lucas 17,26-37

2 Juan 4-9

Señora elegida: Me alegré mucho al enterarme de que tus hijos caminan en la verdad, según el mandamiento que el Padre nos dio. Ahora tengo algo que pedirte, señora. No pienses que escribo para mandar algo nuevo, sino sólo para recordaros el mandamiento que tenemos desde el principio, amarnos unos a otros. Y amar significa seguir los mandamientos de Dios. Como oísteis desde el principio, éste es el mandamiento que debe regir vuestra conducta. Es que han salido en el mundo muchos embusteros, que no reconocen que Jesucristo vino en la carne. El que diga eso es el embustero y el anticristo. Estad en guardia, para que recibáis el pleno salario y no perdáis vuestro trabajo. Todo el que se propasa y no permanece en la doctrina de Cristo no posee a Dios; quien permanece en la doctrina posee al Padre y al Hijo.

Salmo 118,1.2.10.11.17.18
Dichoso el que camina en la voluntad del Señor

Dichoso el que, con vida intachable,
camina en la voluntad del Señor.
R. Dichoso el que camina en la voluntad del Señor

Dichoso el que, guardando sus preceptos,
lo busca de todo corazón.
R. Dichoso el que camina en la voluntad del Señor

Te busco de todo corazón,
no consientas que me desvíe de tus mandamientos.
R. Dichoso el que camina en la voluntad del Señor

En mi corazón escondo tus consignas,
así no pecaré contra ti.
R. Dichoso el que camina en la voluntad del Señor

Haz bien a tu siervo: viviré
y cumpliré tus palabras.
R. Dichoso el que camina en la voluntad del Señor

Ábreme los ojos, y contemplaré
las maravillas de tu voluntad.
R. Dichoso el que camina en la voluntad del Señor

Lucas 17,26-37

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre: comían, bebían y se casaban, hasta el día que Noé entró en el arca; entonces llegó el diluvio y acabó con todos. Lo mismo sucedió en tiempos de Lot: comían, compraban, vendían, sembraban, construían; pero el día que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y acabó con todos. Así sucederá el día que se manifieste el Hijo del hombre. Aquel día, si uno está en la azotea y tiene sus cosas en casa, que no baje por ellas; si uno está en el campo, que no vuelva. Acordaos de la mujer de Lot. El que pretenda guardarse su vida, la perderá; y el que la pierda, la recobrará. Os digo esto: aquella noche estarán dos en una cama: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán, estarán dos moliendo juntas: a una se la llevarán y a la otra la dejaran; estarán dos en el campo: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán". Ellos le preguntaron: "¿Dónde, Señor?" El contestó: "Donde está el cadáver se reunirán los buitres".

jueves, 10 de noviembre de 2016

Lucas 17,20-25: "Cuándo iba a llegar el reino de Dios"

Lucas 17,20-25
Jueves de la 32 Semana del Tiempo Ordinario, Año I y II

En aquel tiempo, a unos fariseos que le preguntaban cuándo iba a llegar el reino de Dios Jesús les contestó: "El reino de Dios no vendrá espectacularmente, ni anunciarán que está aquí o está allí; porque mirad, el reino de Dios está dentro de vosotros." Dijo a sus discípulos: "Llegará un tiempo en que desearéis vivir un día con el Hijo del hombre, y no podréis. Si os dicen que está aquí o está allí, no os vayáis detrás. Como el fulgor del relámpago brilla de un horizonte a otro, así será el Hijo del hombre en su día. Pero antes tiene que padecer mucho y ser reprobado por esta generación."

Jueves de la 32ª semana del Tiempo Ordinario, Año II (Lecturas)

Filemón 7-20
Salmo 145,7.8-9a.9bc-10:
Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob
Lucas 17,20-25

Filemón 7-20

Me alegró y animó mucho tu caridad, hermano, porque tú has aliviado los sufrimientos de los santos. Por eso, aunque tengo plena libertad en Cristo para mandarte lo que conviene hacer, prefiero rogártelo apelando a tu caridad, yo, Pablo, anciano y prisionero por Cristo Jesús. Te recomiendo a Onésimo, mi hijo, a quien he engendrado en la prisión, que antes era tan inútil para ti, y ahora, en cambio, es tan útil para ti y para mí; te lo envío como algo de mis entrañas. Me hubiera gustado retenerlo junto a mí, para que me sirviera en tu lugar, en esta prisión que sufro por el Evangelio; pero no he querido retenerlo sin contar contigo; así me harás este favor, no a la fuerza, sino con libertad. Quizá se apartó de ti para que lo recobres ahora para siempre; y no como esclavo, sino mucho mejor: como hermano querido. Si yo lo quiero tanto, cuánto más lo has de querer tú, como hombre y como cristiano. Si me consideras compañero tuyo, recíbelo a él como a mí mismo. Si en algo te ha perjudicado y te debe algo, ponlo en mi cuenta; yo, Pablo, te firmo el pagaré de mi puño y letra, para no hablar de que tú me debes tu propia persona. Por Dios, hermano, a ver si me das esta satisfacción en el Señor; alivia mi ansiedad, por amor a Cristo.

Salmo 145,7.8-9a.9bc-10
R. Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob

Que mantiene su fidelidad perpetuamente,
que hace justicia a los oprimidos,
que da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos.
R. Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob

El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos.
El Señor guarda a los peregrinos.
R. Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob

Sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad.
R. Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob

Lucas 17,20-25

En aquel tiempo, a unos fariseos que le preguntaban cuándo iba a llegar el reino de Dios Jesús les contestó: «El reino de Dios no vendrá espectacularmente, ni anunciarán que está aquí o está allí; porque mirad, el reino de Dios está dentro de vosotros.» Dijo a sus discípulos: «Llegará un tiempo en que desearéis vivir un día con el Hijo del hombre, y no podréis. Si os dicen que está aquí o está allí no os vayáis detrás. Como el fulgor del relámpago brilla de un horizonte a otro, así será el Hijo del hombre en su día. Pero antes tiene que padecer mucho y ser reprobado por esta generación.»

martes, 8 de noviembre de 2016

Lucas 17,7-10: Mantente leal y no busques el poder, por el papa Francisco


En aquel tiempo dijo el Señor: "Suponed que un criado vuestro trabaja como labrador o como pastor; cuando vuelve del campo, ¿quién de vosotros le dice: "En seguida, ven y ponte a la mesa"? ¿No le diréis: "Prepárame la cena, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú"? ¿Tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: Cuando hayáis hecho todo lo mandado, decid: "Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer.""

Comentario por el papa Francisco
"Mantente leal y no busques el poder"

Para servir bien al Señor debemos evitar ser desleales y no debemos buscar el poder, ha predicado el papa Francisco en la misa celebrada por la mañana en la capilla de la Residencia Santa Marta.

El Pontífice ha desarrollado su homilía recordando la afirmación que todo discípulo se debe repetir a sí mismo: “Somos siervos inútiles”. Por eso, el Santo Padre ha preguntado cuáles son los obstáculos que impiden servir al Señor.

Hay muchos –ha observado– y uno es “el deseo de poder”. Jesús nos ha enseñado que “el que manda se convierte en el que sirve”, ha precisado Francisco. O si uno quiere ser el primero que sea siervo de todos. Jesús –ha recordado– invierte los valores de la mundanidad, del mundo. Y este deseo de poder no es el camino para convertirse en un siervo del Señor, es más, es un “obstáculo que hemos pedido al Señor alejar de nosotros”.

El otro obstáculo, sucede también el vida de la Iglesia, es la deslealtad, ha reconocido el papa Francisco. Esto sucede “cuando alguno quiere servir al Señor pero también sirve a otras cosas que no son el Señor”. El Señor ha dicho que ningún siervo puede tener dos amos. O sirve a Dios o sirve al dinero.

La deslealtad no es lo mismo que ser pecador. “Todos somos pecadores, y nos arrepentimos de esto”, pero ser desleales es “hacer el doble juego”, ha advertido. Asimismo, ha precisado que el que tiene deseo de poder y el que es desleal, difícilmente puede servir, convertirse en siervo libre del Señor.

Estos obstáculos –el deseo de poder, la deslealtad– quitan la paz y te llevan a esa molestia de corazón de no estar en paz, siempre ansioso. Y esto, ha recordado el Papa, nos lleva a vivir en esta tensión de la vanidad mundana, vivir para aparentar.

Por eso, Francisco ha advertido sobre esa gente que “vive solamente para estar en un escaparate, para aparentar”, “por la fama”. De este modo, el Santo Padre ha invitado a “pedir al Señor quitar los obstáculos para que en la serenidad, tanto del cuerpo como del espíritu” podamos “dedicarnos libremente a su servicio”.

En esta misma línea, ha recordado que el servicio de Dios es libre: “somos hijos, no esclavos”. Cuando servimos al Señor con libertad –ha reconocido– sentimos esa paz más profunda todavía de la voz del Señor: ‘Ven, siervo bueno y fiel’. “Todos queremos servir al Señor con bondad y fidelidad, pero necesitamos su gracia, solos no podemos”.

Por eso, ha asegurado el Santo Padre, debemos pedir siempre esta gracia, “que sea Él quien nos quite estos obstáculos, que sea Él quien nos dé esta serenidad, esta paz del corazón para servirlo libremente, no como esclavos, sino como hijos”.

Tenemos que repetir –ha asegurado– que somos siervos inútiles conscientes de que solos no podemos hacer nada. “Tenemos que pedir y hacer espacio para que Él haga en nosotros y Él nos transforme en siervos libres, en hijos, no en esclavos.

De este modo el Papa ha pedido que “el Señor nos ayude a abrir el corazón y a dejar trabajar al Espíritu Santo para que quite de nosotros estos obstáculos, sobre todo el deseo de poder que hace tanto mal, y la deslealtad, la doble cara” de “querer servir a Dios y el mundo”.

Finalmente, el Santo Padre ha pedido que nos dé esta serenidad, esta paz para poder servirlo como hijo libre que al final, con tanto amor le dice: “Padre, gracias, pero tú lo sabes: soy un siervo inútil”.

sábado, 5 de noviembre de 2016

DOMINGO DE LA 32 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, C, por Mons. Francisco González, S.F.


2 Macabeos 7:1-2,9-14
Salmo 16: Al despertar me saciare de tu semblante, Señor
2 Tesalonicenses 2:16-3:5
Lucas 20:27-38

2 Macabeos 7, 1-2. 9-14

En aquellos días, arrestaron a siete hermanos con su madre. El rey los hizo azotar con látigos y nervios para forzarlos a comer carne de cerdo, prohibida por la Ley. Uno de ellos habló en nombre de los demás: "¿Qué pretendes sacar de nosotros? Estamos dispuestos a morir antes que quebrantar la ley de nuestros padres. "El segundo, estando para morir, dijo: "Tú, malvado, nos arrancas la vida presente; pero, cuando hayamos muerto por su ley, el rey del universo nos resucitará para una vida eterna." Después se divertían con el tercero. Invitado a sacar la lengua, lo hizo en seguida, y alargó las manos con gran valor. Y habló dignamente: "De Dios las recibí, y por sus leyes las desprecio; espero recobrarlas del mismo Dios. "El rey y su corte se asombraron del valor con que el joven despreciaba los tormentos. Cuando murió este, torturaron de modo semejante al cuarto. Y, cuando estaba para morir, dijo: "Vale la pena morir a manos de los hombres, cuando se espera que Dios mismo nos resucitará. Tú, en cambio, no resucitarás para la vida."

Salmo 16: Al despertar me saciaré de tu semblante, Señor

Señor, escucha mi apelación,
atiende a mis clamores,
presta oído a mi suplica,
que en mis labios no hay engaño.
R. Al despertar me saciaré de tu semblante, Señor

Mis pies estuvieron firmes en tus caminos,
y no vacilaron mis pasos.
Yo te invoco porque tú me respondes, Dios mío;
inclina el oído y escucha mis palabras.
R. Al despertar me saciaré de tu semblante, Señor

Guárdame como a las niñas de tus ojos,
a la sombra de tus alas escóndeme.
Yo con mi apelación vengo a tu presencia,
y al despertar me saciaré de tu semblante.
R. Al despertar me saciaré de tu semblante, Señor

2 Tesalonicenses 2,16-3,5

Hermanos: Que Jesucristo, nuestro Señor, y Dios, nuestro Padre, que nos ha amado tanto y nos ha regalado un consuelo permanente y una gran esperanza, os consuele internamente y os dé fuerza para toda clase de palabras y de obras buenas. Por lo demás, hermanos, rezad por nosotros, para que la palabra de Dios siga el avance glorioso que comenzó entre vosotros, y para que nos libre de los hombres perversos y malvados, porque la fe no es de todos. El Señor, que es fiel, os dará fuerzas y os librará del Maligno. Por el Señor, estamos seguros de que ya cumplís y seguiréis cumpliendo todo lo que os hemos enseñado. Que el Señor dirija vuestro corazón, para que améis a Dios y tengáis la constancia de Cristo.

Lucas 20,27-38

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos saduceos, que niegan la resurrección, y le preguntaron:
- Maestro, Moisés nos dejó escrito: Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer, pero sin hijos, cásese con la viuda y dé descendencia a su hermano. Pues bien, había siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos. Y el segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete murieron sin dejar hijos. Por último murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete han estado casados con ella.
Jesús les contestó:
- En esta vida, hombres y mujeres se casan; pero los que sean juzgados dignos de la vida futura y de la resurrección de entre los muertos no se casarán. Pues ya no pueden morir, son como ángeles; son hijos de Dios, porque participan en la resurrección.Y que resucitan los muertos, el mismo Moisés lo indica en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor "Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob". No es Dios de muertos, sino de vivos; porque para él todos están vivos."

— Comentario por Mons. Francisco González, S.F.

En la primera lectura nos encontramos la narración de un hecho lleno de poesía y de crueldad: el martirio de unos hermanos que prefirieron dar la vida antes de ofender a Dios quebrantando su ley.

Me atrevo a decir que es una lástima que la lectura litúrgica no incluya los versículos del 20 al 23 de este mismo capítulo para contemplar la reacción extraordinaria de la madre que vé sacrificar a sus siete hijos y cómo, esta mujer “admirable de todo punto y digna de glorioso recuerdo”, anima a sus hijos a la fidelidad a Dios, incluso cuando esa fidelidad tiene como consecuencia el martirio.

Este es también un pasaje donde encontramos la idea de la resurrección, no una reencarnación como algunas religiones defienden, del alma volviendo una y otra vez reencarnada según la vida que ha llevado anteriormente, sino como la profesamos nosotros: “Creo en la resurrección de la carne”. El segundo y cuarto hijo hablan “de la resurrección” para los que han cumplido con la voluntad de Dios.

En el evangelio nos encontramos de nuevo con el tema de la vida venidera. Los saduceos parece que quieren ridiculizar la creencia en la resurrección y por eso le presentan a Jesús un caso un tanto insólito: siete hermanos que, de acuerdo con la Ley del Levirato, a la muerte de uno y sin descendencia el siguiente debe casarse con la viuda para darle hijos. Resulta que todos van muriendo, todos se han ido casando con la viuda, ¿de cuál de ellos, preguntan a Jesús, será esposa en la vida futura?

El Señor, como siempre, contesta sin contestarles. Esta vida es temporal, nuestras relaciones humanas son temporales, nuestra relación con Dios es perpetua, por tanto la pregunta no tiene razón de ser. No tiene razón tampoco, pues porque aquí las personas sí se casan, pero en la otra vida no se casan.

Podríamos hacernos la pregunta que Pablo hace en 1Cor. 15,35 según explicó Javier Gafo, SJ, q.e.p.d., en unas de sus publicaciones: “Alguno preguntará: ¿Y cómo resucitan los muertos? ¿Qué clase de cuerpo traerán? Necio, lo que tú siembras no cobra vida si antes no muere. Igual pasa en la resurrección de los muertos: se siembra lo corruptible, resucita incorruptible; se siembra lo miserable, resucita glorioso; se siembra lo débil, resucita fuerte; se siembra un cuerpo carnal, resucita un cuerpo espiritual”.

No sabemos cómo será esa vida, pero sí sabemos que Dios es Dios de vivos, y todo eso está en sus manos. Dicen de Lutero que, estando para morir, alguien le preguntó: ¿Cómo será la vida futura? Él respondió: Eso es cosa de Dios.

Estamos en pleno mes de noviembre, mes que comenzamos recordando a los que nos han precedido. En el Día de los Difuntos celebramos la vida y la muerte de nuestros seres queridos, y pensamos en ellos, y los echamos de menos, y lloramos por ellos y damos gracias porque Dios nos los dió por un tiempo. Un mes propicio para pensar en la muerte y en el más allá.

Nuestra fe dá sentido a ese momento crucial de nuestra vida, la muerte. Nuestra fe nos habla de resurrección y vida eterna, nuestra fe está en el Cristo Resucitado, nuestra fe nos dice que todo eso “es cosa de Dios”.

A nosotros nos toca en el ahora, en el hoy, seguir e imitar a Cristo que es el Camino, la Verdad y la Vida para poder decir con la misma esperanza del salmista: “Al despertar me saciaré de tu semblante, Señor”.

viernes, 4 de noviembre de 2016

Lucas 16,9-15: Sobre el uso del dinero

Lucas 16,9-15
Sábado de la 31 Semana del Tiempo Ordinario, Año I y II

En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos: "Ganaos amigos con el dinero injusto, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas. El que es de fiar en lo menudo también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo tampoco en lo importante es honrado. Si no fuisteis de fiar en el injusto dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras? Si no fuisteis de fiar en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará? Ningún siervo puede servir a dos amos, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero."Oyeron esto unos fariseos, amigos del dinero, y se burlaban de él. Jesús les dijo: "Vosotros presumís de observantes delante de la gente, pero Dios os conoce por dentro. La arrogancia con los hombres Dios la detesta.

SOBRE EL MISMO TEMA:
¿A quién prestamos servicio?
Presumís pero Dios os conoce por dentro     

Lucas 16,9-15: Presumís pero Dios os conoce por dentro, por Reflexiones Católicas

Lucas 16,9-15

En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos: "Ganaos amigos con el dinero injusto, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas. El que es de fiar en lo menudo también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo tampoco en lo importante es honrado. Si no fuisteis de fiar en el injusto dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras? Si no fuisteis de fiar en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará? Ningún siervo puede servir a dos amos, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero."Oyeron esto unos fariseos, amigos del dinero, y se burlaban de él. Jesús les dijo: "Vosotros presumís de observantes delante de la gente, pero Dios os conoce por dentro. La arrogancia con los hombres Dios la detesta.

— Comentario de Reflexiones Católicas
“Presumís pero Dios os conoce por dentro”

En este comentario nos limitamos a señalar el contenido de los siguientes versículos (16,14-15), en donde desarrolla el tema de la riqueza y la actitud de auto-justificación de los judíos (fariseos).

Sabemos por la historia que los fariseos del tiempo de Jesús no estaban ligados al dinero; en general, vivían del trabajo y no eran dueños de grandes fortunas. Sin embargo, como herederos de una tradición que se remonta al origen de Israel, consideraban la riqueza como signo de la bendición de Dios; por eso, aunque repartieran limosnas entre los más necesitados de su pueblo, no estaban dispuestos a compartir su vida y sus riquezas con los pobres.

Recordemos que una de las grandes constantes de la religiosidad de Israel ha sido identificar el don de Dios con una tierra material, con una bendición ligada a los bienes de este mundo.

Teniendo esto en cuenta es lógico que Lucas nos diga que los fariseos «se burlaban» de las opiniones de Jesús (16,14) sobre el dinero y la riqueza en general. Nosotros podemos añadir que la mayor parte de los economistas y administradores de este mundo hoy se siguen burlando de Jesús.

Se supone que los pueblos, las familias y las personas tienen el derecho de gozar de los bienes que la fortuna o el trabajo les ha producido. Jesús, en cambio, enseña a sus discípulos que no tenemos derecho a gozar de nuestros bienes mientras haya pobres entre nosotros porque la riqueza de este mundo no es objeto de posesión sino un medio para servir y amar al prójimo, sobre todo al indigente y al pobre.

Sin embargo, la mayor riqueza de los fariseos pertenece a un plano diferente: «Presumís de observancia delante de la gente» (16,15).

La palabra que se emplea en el texto original significa literalmente: “Os justificáis a vosotros mismos”. Esa palabra pertenece al vocabulario de San Pablo y se refiere a las personas que presentan ante Dios sus propios méritos como objeto de posesión; son aquéllos que dicen ser amigos de Dios (justos) por que actúan bien y son mejores que los otros. Por eso, aunque dispongan de las riquezas de este mundo, su auténtica riqueza es su conciencia, su propia rectitud, el mérito de haber cumplido la ley hasta el final.

Si la riqueza material es mala en la medida en que encierra al hombre en sí mismo y le convierte en incapaz de vivir para los otros, mucho peor es la riqueza espiritual: la soberbia de aquéllos que se creen justos y desprecian a los otros. Ésta es la actitud que Jesús ha condenado al referirse a la secta de los fariseos.

Junto al dominio material de los que tienen la riqueza de la tierra, existe también el dominio espiritual de los que, fingiendo ser dueños de lo bueno y verdadero, avasallan la conciencia ajena. Esta segunda forma de dominio es tan perversa como la anterior y puede penetrar dentro del mismo recinto de la Iglesia.

El dinero no puede servir para utilizar a los demás sino para ayudarles a ser libres. De igual manera, la grandeza interna de los hombres es valiosa en la medida en que sirve para que los otros encuentren su identidad, su valor y su autonomía. La soberbia de los grandes que se encierran sobre sí mismos y consideran despreciables o inferiores a los otros constituye una abominación delante de Dios. Así lo ha señalado la palabra de Cristo.

Lucas 16,9-15: ¿A quién prestamos servicio?, por Reflexiones Católicas

Lucas 16,9-15  

En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos: "Ganaos amigos con el dinero injusto, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas. El que es de fiar en lo menudo también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo tampoco en lo importante es honrado. Si no fuisteis de fiar en el injusto dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras? Si no fuisteis de fiar en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará? Ningún siervo puede servir a dos amos, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero."Oyeron esto unos fariseos, amigos del dinero, y se burlaban de él. Jesús les dijo: "Vosotros presumís de observantes delante de la gente, pero Dios os conoce por dentro. La arrogancia con los hombres Dios la detesta.

— Comentario por Reflexiones Católicas  
"¿A quién prestamos servicio?"

Recién acabada la parábola anterior, Jesús explicita su enseñanza, una enseñanza vertebrada de este modo: en primer lugar encontramos una referencia explícita a la muerte, al momento en el que el dinero perderá su valor, cuando se nos quitará su administración y, por consiguiente, perderemos la posibilidad de negociar con los dones que hemos recibido (v. 9).

En segundo lugar, se nos dirige una invitación a la fidelidad frente al peligro de la deshonestidad (vv. 10ss). Se trata de un discurso sapiencial mediante el que Jesús pide nuestra adhesión libre y gozosa al ideal de la pobreza evangélica.

Jesús enuncia además una verdad apodíctica: «Ningún criado puede servir a dos amos, pues odiará a uno y amara a otro, o será fiel a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al dinero» (v. 13). Amar al primero es odiar al segundo y, sobre todo, se traduce de manera espontánea en servicio, porque un amor que no se vuelva servicial no es un amor verdadero. Jesús lo demostró con su vida antes de enunciarlo con sus palabras.

Por último, ante los fariseos, que se consideran «hombres de bien ante la gente» (v. 15), Jesús nos invita a la humildad. La caridad, el servicio y la humildad, según la enseñanza de Jesús, no pueden separarse, so pena de una descalificación total ante Dios.

Amar es servir: he aquí una síntesis estupenda de la vida cristiana: Servir con humildad: he aquí otra exigencia del Evangelio. Traducir el amor en gestos concretos de atención a los otros: he aquí un estilo de vida que el discípulo de Jesús ha de hacer suyo.

Amar, pero ¿a quién?, ¿a qué?, ¿en qué condiciones?, ¿hasta qué punto?

Ouien está un tanto familiarizado con el Evangelio no tarda en encontrar las respuestas a estas preguntas. Si el objeto de su amor es el dinero, entonces se hará esclavo del dinero. En vez de servirse de él para sí y para los otros, quedará sometido al mismo.

Servir, pero ¿a quién?, ¿a qué?, ¿hasta qué punto?

El verdadero seguidor de Jesús sabe que no basta con ejercer algunos servicios de cualquier modo sino que existe una jerarquía de valores que debemos respetar y debemos tener siempre presente a Aquél por cuyo amor nos hacemos siervos. Es preciso discernir también no sólo aquello que estamos llamados a hacer, sino a quién prestamos nuestro servicio y por qué lo hacemos.

Sábado de la 31ª semana del Tiempo Ordinario, Año II (Lecturas)

Filipenses 4,10-19
Salmo 111,1-2.5-6.8a.9:
Dichoso quien teme al Señor
Lucas 16,9-15  

Filipenses 4,10-19

Me alegré muchísimo en Cristo de que ahora por fin pudierais expresar el interés que sentís por mí; siempre lo habíais sentido, pero os faltaba la ocasión. Aunque ando escaso de recursos, no lo digo por eso; yo he aprendido a arreglarme en toda circunstancia. Sé vivir en pobreza y abundancia. Estoy entrenado para todo y en todo: la hartura y el hambre, la abundancia y la privación. Todo lo puedo en aquel que me conforta. En todo caso, hicisteis bien en compartir mi tribulación. Vosotros, los filipenses, sabéis además que, desde que salí de Macedonia y empecé a predicar el Evangelio, ninguna Iglesia, aparte de vosotros, me abrió una cuenta de haber y debe. Ya a Tesalónica, me mandasteis más de una vez un subsidio para aliviar mi necesidad; no es que yo busque regalos, busco que los intereses se acumulen en vuestra cuenta. Éste es mi recibo: por todo y por más todavía. Estoy plenamente pagado al recibir lo que me mandáis con Epafrodito: es un incienso perfumado, un sacrificio aceptable que agrada a Dios. En pago, mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades con magnificencia, conforme a su espléndida riqueza en Cristo Jesús.

Salmo 111,1-2.5-6.8a.9
R. Dichoso quien teme al Señor

Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.
R. Dichoso quien teme al Señor

Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo.
R. Dichoso quien teme al Señor

Su corazón está, seguro, sin temor.
Reparte limosna a los pobres;
su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad.
R. Dichoso quien teme al Señor

Lucas 16,9-15

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Ganaos amigos con el dinero injusto, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas. El que es de fiar en lo menudo también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo tampoco en lo importante es honrado. Si no fuisteis de fiar en el injusto dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras? Si no fuisteis de fiar en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará? Ningún siervo puede servir a dos amos, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero.» Oyeron esto los fariseos, amigos del dinero, y se burlaban de él. Jesús les dijo: «Vosotros presumís de observantes delante de la gente, pero Dios os conoce por dentro. La arrogancia con los hombres Dios la detesta.»

Lucas 16,1-8: Hacer amigos con las riquezas de este mundo, por Reflexiones Católicas

Lucas 16,1-8:

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Un hombre rico tenía un administrador y le llegó la denuncia de que derrochaba sus bienes. Entonces lo llamó y le dijo: "¿Qué es eso que me cuentan de ti? Entrégame el balance de tu gestión, porque quedas despedido". El administrador se puso a echar sus cálculos: "¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa". Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo, y dijo al primero: "¿Cuánto debes a mi amo?" Este respondió: "Cien barriles de aceite". El le dijo: "Aquí está tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta". Luego dijo a otro: "Y tú, ¿cuánto debes?" El contestó: "Cien fanegas de trigo". Le dijo: "Aquí está tu recibo, escribe ochenta". Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que había procedido.

— Comentario por Reflexiones Católicas
"Hacer amigos con las riquezas de este mundo"

El Reino es ante todo la expresión del don de Dios que elige y que perdona. Su riqueza ha convertido al hombre en plenamente rico. Sin embargo, el que pretenda encerrar el don que ha recibido acaba por perderlo. Esto nos lleva una vez más al centro de la dialéctica de San Lucas, entre la gracia (el amor de Dios, el Reino) y las exigencias de las obras, es decir, la vida humana convertida en don de amor para los otros.

Esta exigencia de la vida o de las obras no se puede difuminar en un espiritualismo de carácter sentimental. Lucas plantea el tema de los bienes de la fortuna. La manera de emplearlos es el reflejo (la concretización) del misterio del amor de Dios en nuestra vida. Con esto hemos planteado ya el contexto en que se mueve nuestra parábola del administrador injusto (16,1-9) y las dos anotaciones marginales que Lucas añade (16,10-12 y 16,13).

En la parábola se alude a un administrador de bienes, sabio pero injusto. Se ha enterado de que el Señor intenta despedirle y se decide a falsear el libro de las cuentas, reduciendo de una forma descarada las deudas que le deben a su amo. Calcula que los deudores se verán obligados todos a ayudarle cuando sea despedido. Pues bien, la actuación de ese administrador puede servirnos de modelo.

¿Cómo? El administrador ha empleado la riqueza de su Señor como un medio de ganarse amigos. De una forma semejante, los cristianos deben actuar con el dinero de este mundo al que, curiosamente, califica como injusto. El dinero que ordinariamente es ocasión o efecto de injusticia se puede convertir en medio para ayudar a los perdidos, a los indigentes de la tierra. Tal es la forma de ganar amigos que nos sostienen y reciben precisamente en el momento que perdemos todo, cuando dejamos la administración de este mundo y llegamos al juicio.

La conclusión de esta parábola es muy seria. Por eso, se añaden dos advertencias que aplican y matizan su sentido.

La primera (16,10-12) indica que es preciso ser fieles en lo poco a fin de recibir después lo grande. Dios nos ha encomendado lo pequeño de la tierra, los bienes materiales; como buenos administradores tenemos que utilizar ese depósito de acuerdo a la voluntad de su dueño, es decir, en favor de los pobres, como un medio de servicio. Sólo entonces vendrán a confiarnos el auténtico tesoro, el verdadero don de Dios, el Reino. Esto significa que la plenitud escatológica (o Reino) no se encuentra separada de la vida; se realizará a través de nuestro encuentro con 1os otros, de acuerdo con el uso que hagamos del dinero.

La segunda advertencia se formula en forma de sentencia decisiva: “No se puede servir a dos señores…” (cfr 16,13). Quien acumule la riqueza de este mundo, con sus formas y exigencias, se convierte en enemigo de Dios y de su reino. El que adora al verdadero Dios no puede hacer de las riquezas el ídolo o meta de su vida. Todos los bienes de este mundo tienen sentido como posibilidad de desarrollo humano. Tomadas en sí mismas las riquezas destruyen a la persona.

Es evidente que pecaría de injusto el que quisiera interpretar este pasaje en clave comunista: Jesús no nos dado el poder de repartir violentamente las riquezas que se encuentran en manos de los otros. Pero sería más injusto el defender desde este plano un tipo de economía liberal que absolutiza la propiedad privada.

El auténtico cristiano sabe que no puede violentar al otro; pero también sabe que su riqueza material y su persona revelan su identidad cristiana en la medida en que se ponen al servicio de los demás, del otro, empazando por los más débiles y pobres. Si el dinero y la fortuna de este mundo no nos sirven para hacer amigos, entonces, se han venido a convertir en ídolo y nos hacen incapaces de entender y de seguir al Cristo. 

Lucas 16,1-8: Nuestros amigos, los pobres, por Reflexiones Católicas

Lucas 16,1-8  

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Un hombre rico tenía un administrador y le llegó la denuncia de que derrochaba sus bienes. Entonces lo llamó y le dijo: "¿Qué es eso que me cuentan de ti? Entrégame el balance de tu gestión, porque quedas despedido". El administrador se puso a echar sus cálculos: "¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa". Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo, y dijo al primero: "¿Cuánto debes a mi amo?" Este respondió: "Cien barriles de aceite". El le dijo: "Aquí está tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta". Luego dijo a otro: "Y tú, ¿cuánto debes?" El contestó: "Cien fanegas de trigo". Le dijo: "Aquí está tu recibo, escribe ochenta". Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que había procedido.

— Comentario por Reflexiones Católicas
"Nuestros amigos, los pobres"

Para captar el pensamiento de Jesús a través de esta parábola es preciso tener presente el contexto global del capítulo, cuyo centro vital está constituido por el v. 14, que dice así: "Estaban oyendo todo esto los fariseos, que eran amigos del dinero, y se burlaban de Jesús".

Del mismo modo que la primera parábola (vv. 1-8) enseña el modo correcto de usar los bienes de la tierra, la segunda -la del rico epulón (vv. 19-31)- enseña cómo no deben ser usados. En todo caso, la lección tiene como lema la philargyría, es decir, el amor al dinero.

A primera vista, la parábola del administrador infiel podría suscitar cierto asombro e incluso cierto escándalo, precisamente porque Jesús alaba su conducta, a pesar de su actitud astuta, deshonesta y egoísta. Más adelante, Lucas comparará a Dios con un juez que no practica la justicia (Lc 18,1-8), y también en Mt 10,16 se invita a los discípulos a ser astutos como serpientes.

Con todo, no debemos escandalizarnos en absoluto: el Señor no nos ofrece como modelo a un estafador o a un pillo; lo que hace, más bien, es recordarnos que somos responsables de unos bienes que no nos pertenecen del todo, sino que hemos de considerarlos como dones de Dios y, en consecuencia, hemos de tratarlos, al mismo tiempo, con una prudencia y una audacia dignas de los hijos de Dios.

Ciertamente, no es fácil captar la intención de la parábola pero al final del fragmento se nos ofrecen pistas que nos ponen en el buen camino: Jesús desea que los hijos de la luz, en su camino terreno, en su intento de conseguir los verdaderos bienes —los eternos—, se muestren más astutos que los hijos de este mundo (v. 8b). La astucia de la que habla Jesús está en función directa del deseo y de la consecución del verdadero bien.

Del contexto global del capítulo se desprende una invitación: nuestros verdaderos amigos son los pobres, y se requiere un coraje de león para considerarlos como nuestros primeros y más queridos amigos. Quien llega a considerarlos como tales demuestra ser de verdad «listo» según Jesús, aunque no ciertamente según la lógica del mundo.

Llegados a este punto, ya no queda ninguna in certidumbre sobre la astucia por la que el administrador deshonesto es alabado por su señor. La luz que se desprende de esta parábola iluminará nuestro camino en la medida en que nos dispongamos a acogerla y a caminar por el sendero que abre delante de nosotros. 

Noviembre 4: SAN CARLOS BORROMEO, por Celestino Hueso, SF.



Si hay un santo con buena estrella es Carlos Borromeo. Doctor en Derecho con 21 años y sobrino del Papa Pio IV fue nombrado cardenal y Secretario de Estado por su sabiduría y dedicación.

Es una lumbrera de la Iglesia pero gasta su vida muy pronto por ayudar a la religión y al prójimo incansablemente. Su programa de vida consiste en orar mucho, trabajar mucho, comer poco y descansar menos aún. A él no le podemos pedir recetas de cocina porque ayuna con mucha frecuencia alimentándose con pan y agua.

Solía decir que a un cura le deben sobrar cosas para hacer en lugar de tener tiempo para perder.

También piensa que no hay que desanimarse nunca por lo que diga la gente; basta obrar rectamente en todo y luego que cada cual diga lo que quiera.

Fundó un montón de escuelas catequéticas y seminarios con unas normas tan sabias que fueron copiadas por medio mundo.

Tiene claro que al rico para pasar por el ojo de la aguja que da al Reino de los cielos le sobran las riquezas, así es que reparte todas sus posesiones, incluso sus muebles y se dedica al cuidado de los enfermos y necesitados.

A los 46 años deja de ser cardenal para convertirse en San Carlos Borromeo.

Lucas 16,1-8: Claves de lectura, por la Orden Carmelita

Lucas 16,1-8
Viernes del 31 Semana del Tiempo Ordinario I y II,

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Un hombre rico tenía un administrador y le llegó la denuncia de que derrochaba sus bienes. Entonces lo llamó y le dijo: "¿Qué es eso que me cuentan de ti? Entrégame el balance de tu gestión, porque quedas despedido". El administrador se puso a echar sus cálculos: "¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa". Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo, y dijo al primero: "¿Cuánto debes a mi amo?" Este respondió: "Cien barriles de aceite". El le dijo: "Aquí está tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta". Luego dijo a otro: "Y tú, ¿cuánto debes?" El contestó: "Cien fanegas de trigo". Le dijo: "Aquí está tu recibo, escribe ochenta". Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que había procedido.

— Claves de lectura, por la Orden Carmelita:

El evangelio de hoy nos presenta una parábola que trata de la administración de los bienes y que encontramos sólo en el evangelio de Lucas. Se la conoce como La parábola del administrador deshonesto.

Parábola desconcertante. Lucas dice: “El Señor alabó al administrador injusto porque había obrado con sagacidad”. El Señor es Jesús mismo y no el administrador. ¿Cómo es que Jesús puede elogiar a un empleado corrupto?

• Lucas 16,1-2: El administrador es amenazado de despido 

“Había un hombre rico que tenía un administrador a quien acusaron ante él de malbaratar su hacienda. Le llamó y le dijo: ` ¿Qué oigo decir de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no seguirás en el cargo.'”

El ejemplo, sacado del mundo del comercio y del trabajo, habla por sí solo. Alude a la corrupción que existía. El dueño descubrió la corrupción y decidió despedir al administrador deshonesto. Este, de repente, se ve obligado por las circunstancias imprevistas a encontrar una salida para poder sobrevivir. Cuando Dios se hace presente en la vida de una persona, allí, de repente, todo cambia y la persona entra en una situación de emergencia. Tendrá que tomar una decisión y encontrar una salida.

• Lucas 16,3-4: ¿Qué hacer? ¿Qué salida tomar? “Se dijo entre sí el administrador: ¿Qué haré ahora que mi señor me quita la administración? Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza”

Empieza a reflexionar para descubrir una salida. Analiza, una por una, las posibles alternativas: cavar o trabajar la piedra para sobrevivir, pero para esto no tiene fuerzas. Mendigar le da vergüenza. Analiza las cosas. Calcula bien las posibles alternativas. “Ya sé lo que voy a hacer, para que cuando sea destituido del cargo me reciban en sus casas”. Se trata de garantizar su futuro. El administrador deshonesto es coherente con su modo de pensar y de vivir.

• Lucas 16,5-7: Realización de la solución encontrada 

“Y llamando uno por uno a los deudores de su señor, dijo al primero: ` ¿Cuánto debes a mi señor?' Respondió: `Cien medidas de aceite.' Él le dijo: `Toma tu recibo, siéntate en seguida y escribe cincuenta.' Después dijo a otro: `Tú, ¿cuánto debes?' Contestó: `Cien cargas de trigo.' Dícele: `Toma tu recibo y escribe ochenta. "

Dentro de su total falta de ética el administrador fue coherente. El criterio de su acción no es la honestidad y la justicia, ni el bien del dueño de quien va a depender para vivir y sobrevivir, sino su propio interés. El quiere la garantía de tener a alguien que lo reciba en su casa.

• Lucas 16,8: El Señor elogió al administrador deshonesto 

Y ahora viene la conclusión desconcertante: “El Señor alabó al administrador injusto porque había obrado con sagacidad, pues los hijos de este mundo son más sagaces con los de su clase que los hijos de la luz.”

La palabra Señor se refiere a Jesús y no al dueño, al hombre rico. Este jamás alabaría a un empleado deshonesto con él en el servicio y que ahora, roba más de 50 barriles de aceite y 20 sacos de trigo. El que alaba es Jesús. Y Jesús no alaba el robo, sino la presencia de espíritu del administrador. Sabe calcular bien las cosas y sabe encontrar una salida, cuando de repente se ve sin trabajo. Así, como los hijos de este mundo saben ser expertos en sus cosas, así los hijos de la luz deben aprender de ellos a ser expertos en la solución de sus problemas, usando los criterios del Reino y lo los criterios de este mundo. “Sean expertos como las serpientes y simples como las palomas” (Mt 10,16).

Fuente: ocarm.org

VIERNES DE LA 31 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año II (Lecturas)

Filipenses 3,17-4,1
Salmo 121,1-2.4-5:
Vamos alegres a la casa del Señor
Lucas 16,1-8

Filipenses 3,17-4,1

Seguid mi ejemplo, hermanos, y fijaos en los que andan según el modelo que tenéis en nosotros. Porque, como os decía muchas veces, y ahora lo repito con lágrimas en los ojos, hay muchos que andan como enemigos de la cruz de Cristo: su paradero es la perdición; su Dios, el vientre; su gloria, sus vergüenzas. Sólo aspiran a cosas terrenas. Nosotros, por el contrario, somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo. Él transformará nuestro cuerpo humilde, según el modelo de su cuerpo glorioso, con esa energía que posee para sometérselo todo. Así, pues, hermanos míos queridos y añorados, mi alegría y mi corona, manteneos así, en el Señor, queridos.

Salmo 121,1-2.4-5:
Vamos alegres a la casa del Señor

¡Qué alegría cuando me dijeron:
"Vamos a la casa del Señor"!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.
R. Vamos alegres a la casa del Señor

Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David.
R. Vamos alegres a la casa del Señor

Lucas 16,1-8

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Un hombre rico tenía un administrador y le llegó la denuncia de que derrochaba sus bienes. Entonces lo llamó y le dijo: "¿Qué es eso que me cuentan de ti? Entrégame el balance de tu gestión, porque quedas despedido". El administrador se puso a echar sus cálculos: "¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa". Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo, y dijo al primero: "¿Cuánto debes a mi amo?" Este respondió: "Cien barriles de aceite". El le dijo: "Aquí está tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta". Luego dijo a otro: "Y tú, ¿cuánto debes?" El contestó: "Cien fanegas de trigo". Le dijo: "Aquí está tu recibo, escribe ochenta". Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que había procedido. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz".

jueves, 3 de noviembre de 2016

JUEVES DE LA 31 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año II (Lecturas)

Filipenses 3,3-8a
Salmo 104: Que se alegren los que buscan al Señor
Lucas 15,1-10

Filipenses 3,3-8a

Hermanos: Los circuncisos somos nosotros, que damos culto con el Espíritu de Dios, y que ponemos nuestra gloria en Cristo Jesús, sin confiar en la carne. Aunque, lo que es yo, ciertamente tendría motivos para confiar en la carne, y si algún otro piensa que puede hacerlo, yo mucho más: circuncidado a los ocho días de nacer, israelita de nación, de la tribu de Benjamín, hebreo por los cuatro costados y, por lo que toca a la ley, fariseo; si se trata de intransigencia, fui perseguidor de la Iglesia, si de ser justo por la ley, era irreprochable. Sin embargo, todo eso que para mí era ganancia lo consideré pérdida comparado con Cristo; más aún, todo lo estimo pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo perdí todo, y todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo.

Salmo 104: Que se alegren los que buscan al Señor

Cantadle al son de instrumentos,
hablad de sus maravillas;
gloriaos de su nombre santo,
que se alegren los que buscan al Señor.
R. Que se alegren los que buscan al Señor

Recurrid al Señor y a su poder,
buscad continuamente su rostro.
Recordad las maravillas que hizo,
sus prodigios, las sentencias de su boca.
R. Que se alegren los que buscan al Señor

¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios,
él gobierna toda la tierra.
R. Que se alegren los que buscan al Señor

Lucas 15,1-10

En aquel tiempo se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los letrados murmuraban entre ellos: "Ese acoge a los pecadores y come con ellos". Jesús les dijo esta parábola: "Si uno de vosotros tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros muy contento; y al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos para decirles: "¡Felicitadme!, he encontrado la oveja que se me había perdido". Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse. Y si una mujer tiene diez monedas y se le pierde una, ¿no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, reúne a las amigas y vecinas para decirles "¡Felicitadme!, he encontrado la moneda que se me había perdido". Os digo que la misma alegría habrá entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta".

miércoles, 2 de noviembre de 2016

Imágenes de san Martín de Porres

Sobre la sepultura de difuntos y la conservación de las cenizas tras la cremación

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Juan 14,1-14: Jesús, camino hacia el Padre

Juan 14,1-12

2 de noviembre: Conmemoración de los fieles difuntos (14,1-6)


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino." Tomás le dice: "Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?" Jesús le responde: "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto." Felipe le dice: "Señor, muéstranos al Padre y nos basta." Jesús le replica: "Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace sus obras. Creedme: yo estoy en el Padre, y el Padre en mí. Si no, creed a las obras. Os lo aseguro: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy al Padre; y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré."


SOBRE EL MISMO TEMA:

2 de noviembre: Conmemoración de los fieles difuntos (Lecturas: opción 1)

Lamentaciones 3,17-26
Salmo 129: Desde lo hondo a ti grito, Señor
Juan 14,1-6

Lamentaciones 3,17-26

Me han arrancado la paz, y ni me acuerdo de la dicha; me digo: «Se me acabaron las fuerzas y mi esperanza en el Señor.» Fíjate en mi aflicción y en mi amargura, en la hiel que me envenena; no hago más que pensar en ello y estoy abatido. Pero hay algo que traigo a la memoria y me da esperanza: que la misericordia del Señor no termina y no se acaba su compasión: antes bien, se renuevan cada mañana: ¡qué grande es tu fidelidad! El Señor es mi lote, me digo, y espero en él. El Señor es bueno para los que en él esperan y lo buscan; es bueno esperar en silencio la salvación del Señor.

Salmo 129,1-2.3-4.5-6.7-8
R. Desde lo hondo a ti grito, Señor

Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica.
R. Desde lo hondo a ti grito, Señor

Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón
y así infundes respeto.
R. Desde lo hondo a ti grito, Señor

Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora.
R. Desde lo hondo a ti grito, Señor

Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora;
porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa.
R. Desde lo hondo a ti grito, Señor

Y él redimirá a Israel
de todos sus delitos.
R. Desde lo hondo a ti grito, Señor

Juan 14,1-6

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino.» Tomás le dice: «Señor, no sabemos adonde vas, ¿cómo podemos saber el camino?» Jesús le responde: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre sino por mí.»