miércoles, 24 de mayo de 2017

Juan 16,12-15: ¿Fue incompleta la enseñanza impartida por Jesús a sus discipulos durante su ministerio terreno?

Juan 16,12-15 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que toma de lo mío y os lo anunciará."

— Comentario por Reflcxiones Católicas
"¿Fue incompleta la enseñanza impartida por Jesús a sus discipulos durante su ministerio terreno?"

¿Fue incompleta la enseñanza impartida por Jesús a sus discípulos durante su ministerio terreno? La respuesta afirmativa parece deducirse de las palabras que abren esta pequeña sección. En el terreno de la enseñanza quedaban muchas cosas que Jesús no pudo enseñar por falta de comprensión en sus discípulos. ¿Cómo se explica esta «insuficiencia» en su función magisterial?

El evangelio nos ha dicho que algunos acontecimientos de la vida de Jesús no fueron entendidos por los discípulos cuando tuvieron lugar, sino después de la resurrección (2,22, con motivo de la purificación del templo; 12,16, a propósito de la profecía citada con motivo de la entrada solemne en Jerusalén). En los ejemplos mencionados estamos ante una incomprensión muy natural: refiriéndose a predicciones del futuro es lógico que no fuesen comprendidas hasta que tuvieron lugar.

Esta verdad «completa» no debe ser entendida cuantitativamente es decir, en el sentido de un determinado número de verdades que Jesús no habría enseñado y que serían dadas a conocer por el Espíritu Santo. La verdad «completa» debemos entenderla cualitativamente. Se trataría, por tanto, de una comprensión en profundidad; penetración del misterio de la persona de Cristo y de su obra, del sentido de su muerte, del sentido universalista de su misión salvadora… Todo esto no podía ser comprendido entonces por los discípulos.

Posteriormente, a la luz de la resurrección, del Espíritu y de la vida de la Iglesia, iría adquiriendo la claridad que entonces no tenía. Así lo demuestran las cartas de Pablo, la carta de los Hebreos y los mismos evangelios, particularmente el de Juan.

Jesús habla de la verdad completa, no de nuevas verdades; por tanto, de un conocimiento más profundo siempre creciente, de aquello que él había dicho y hecho. Por eso, esta novedad prometida no contradice. lo que ha afirmado anteriormente (15,15), cuando, al llamarles sus amigos, afirma que les ha comunicado todo aquello que había oído a su Padre.

El espíritu de profecía

Una de las formas en que la Iglesia experimentó la presencia del Espíritu Santo fue la profecía. El espíritu de profecía que actuaba en cristianos individuales, que predecían acontecimientos que iban a ocurrir. Pero, evidentemente no se trata única ni preferentemente de ese espíritu de profecía centrado en la predicción del futuro. Lo esencial Para los cristianos era conocer no exactamente lo que iba a ocurrir sino lo que estaba ocurriendo actualmente. En realidad ésta fue la principal tarea de los profetas del Antiguo Testamento descubrir la profundidad y dimensión total de los acontecimientos que ocurrían para que no quedasen en un nivel superficial, sino que fuesen vistos en esa perspectiva profética.

Jesús había dado determinadas enseñanzas al respecto, pero promete el Espíritu para que lleve a los cristianos a esta comprensión profética de los acontecimientos en cualquiera de las situaciones en que se encuentre la Iglesia.

Este Espíritu será quien glorifique a Jesús. Porque, gracias a la luz del Espíritu, los discípulos podrán comprender que la humillación de Cristo, su muerte, fue el principio de la exaltación, de la «elevación» hacia el Padre. Les llevaría a la comprensión total de lo que, durante el ministerio terreno de Jesús, permaneció oculto. Era necesario caer en la cuenta de que Jesús era el plenipotenciario del Padre, su agente enviado, para la salvación del mundo. Y esto sólo quien está en los secretos de Dios, como su Espíritu, podrá conocerlo y darlo a conocer. 

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